Despues de la toma, me escapé
hace años llegué a la urbe, llegué cansada, oliendo a leña, a ver más gris que
verdor
A la urbe, por primera vez en mi vida, para quedarme
y ya no se escuchan tanto los balazos tras las montañas
Y ya no se escuchan tanto los quejidos de
los campesinos cuyas reces fueron robadas
Y ya no se escucha la masacre en las
tomateras
Y ya no se escucha el trueno de la dinamita
explotando en la torre de energía
Y ya no escucho a cada rato las campanas
doblando en el parque
Y ya no escucho los animales rellenos de
dinamita explotando al lado del comando
Y poco a poco me fui tranquilizando
Y al tirar pólvora en diciembre al
principio quise esconderme bajo la cama
Pero cuando menos pensé me fui
acostumbrando al ruido
Y así estamos, acostumbrados al ruido
Acostumbrados a un desastre de vez en
cuando
A un miedo de vez en cuando
Y a la guerra de vez en cuando
Y grito con desespero: En la urbe las cosas
no son iguales que en el campo!
no es de vez en cuando
Ahora, estamos tan tranquilos
pero igualmente preocupados sin hacer nada
mientras que los montes ruegan la paz a la urbe
la jungla ruega la paz a la urbe,
a la
urbe que quiere la paz de vez en cuando
Porque no escucha el ruido de la torre de
energía al estallar
porque no prueba el sabor de la comida cruda por causa de lo anterior
Porque ese tipo de cosas pasan algunas
veces, en algunas partes, en lo poco que resta de monte
En la urbe en que no se iguala ni se sabe
lo que es la guerra del campo
Y yo
Nunca me acostumbro al desdén, a la
indiferencia,
al rencor a pesar de las vivencias y de los que a mi lado padecieron:
A mi mejor amigo, a su padre, a mi padre, a
mis hermanos, a mi madre embarazada de mí y escondida bajo la cama acostada y
acurrucada contra la esquina fría de la baldosa, a mi nacimiento prematuro, a
mi abuela paterna y a mi abuelo paterno.
Acepto con humildad que lo humano es lo que
soy,
pero me frustra tanto temerle a mi especie todo el tiempo…
No seamos asesinos de nosotros mismos
No hay camino después de la guerra que
satisfaga totalmente a las dos partes que la hacen
Solo espero que seamos capaces de escuchar
Sin ser tan hipócritas de solamente ir a
suplicar por la paz en la iglesia
y entrar ignorando a un campesino que sentado al lado de la entrada
mira con extrañeza esperando que alguien se de cuenta de su
existencia,
extrañando su tierra.