miércoles, julio 30, 2014

Toc

Le has abierto las puertas a la miseria
más de un millón de veces,
Le has abierto las piernas a mil mujeres
más de mil veces,
Le has abierto los ojos a esas mujeres
más de mil veces,
sin querer queriendo
sin herir hiriendo.

Has tocado a mi ventana
más de seis veces,
por que en mi casa ya tengo un amo de llaves,
y observo afuera como recolectas las rocas
para continuar golpeando a la ventana,
que ahora da al baño,
en mi casa giratoria.

Llevo años escuchando el toc
contra el vidrio,
y no se rompe.
Ví tu rostro taciturno y solo,
lo compadezco,
pero no me provoca abrir.

Solo tengo oídos para el tic toc
del cou cou,
que cuenta las horas
colgadas en la pared.




martes, julio 29, 2014

Detrás

Protuberantes senos
pieles doradas
con unos ojos deseosos
dicen no
con unos ojos deseosos

Una cavidad recubierta de trozos
de gente
rasgadas las paredes
pintadas
arañadas, hundidas, anchas
se contraen
voces
dicen no
deseosas...

El olor de su cuello
a noches interminables
en busca de un sí
por parte de un casado
o de algún prometido 
de otra
dice sí
dice....

Cuando regresa el sol
por entre las curvas 
sosteniendo un corazón mortal
que entregaron
llora de verse sepultado
en la caverna de las deseosas voces

se derriten los números del reloj
y se alargan las horas sin salida
hasta que se entera

Se abre el semental femenino
mientras cae al suelo
un rostro joven
destruído







lunes, julio 28, 2014

En mi curioso país

Vivo en un país
en el que no se juega a lanzar bolas de nieve
sino de  arcilla y de lodo,
sacado de las riveras de las quebradas,
después del aguacero,
cuando sale el sol,
en cualquier momento del año.

Se hacen castillos de tierra,
los peces ruñen las piedras en el río,
las mismas que serán utilizadas por las matronas para triturar.

Y si hay algo que me ha enseñado la vida,
es que las cebollas se lloran
pero le dan sabor al alimento;
que lamentablemente
no todas las aguas son puras,
que  hay que coquetearle a las plantas cuando se riegan,
para que broten flores más vívidas.

No hay mal que dure cien años,
ni té que no lo cure,
ni cuerpo que lo resista.

Que a las brujas no se les debe mirar a los ojos,
que hay que dudar de lo regalado.

Estoy en el curioso mundo de las casas que tienen botellas rotas
y trozos de vidrio de algunas ventanas
 adheridos con cemento a la parte superior de sus muros,
para ahuyentar a los pillos.







domingo, julio 13, 2014

El Río

A Gabriel,Tallulah, y todos mis compañeros de "El Río Poesia Contemporánea" de la Escuela de poesía Prometeo
EL RÍO


Conozco un lugar en el mundo físico,

que me transporta directamente hacia un río.

¿de agua salada?

No

¿de agua dulce?

No

Un río de aguas cafeinadas,
de amargos y dulces trayectos.


En este sitio,
casa donde nos reunimos,
puedo sentarme a escribir poesía en un rincón
sin sentir miradas que me violan.


Todas las miradas irrumpen con una confianza
en la que la desnudez del alma no es denunciada,
ni mal vista.


Todo es tan cálido como el mismo café que se destila
a medida que escribo,
sin ser percibida.
Las paredes heladas son cálidas,
las baldosas cálidas,
las puertas siempre son de entrada.

Las lagartijas juegan a las escondidas detrás de las puertas,
mientras el viento se filtra por el patio cálido.
Cuando hay tormenta,
es la más veraniega;
iluminada por palabras,poemas
y una que otra bombilla amarilla.

Mi balsa de papel flota en el agua del río,
por entre los juncos de diferentes bosques,
se enreda,
se desvía,
se voltea,
me zambulle en sus aguas gélidas,
cálidas,
me da un vuelco en la conciencia.
En algún momento toco con mis pies las palabras del fondo
y me recorren hasta la ultima fibra del cabello cuando lo hago.

Bajo la superficie del río, hay una gran variedad de palabras vivientes.
Hay unas que muerden, se alimentan de la carne humana;
cuando menos lo esperas te consumen hasta los huesos.
Otras  se alimentan de lo que crece por ahí
 en alguna isla,
 espontáneamente.
Hay especies  lo suficientemente grandes como para tragarnos enteros,
con balsa y todo;
nadan hasta algún sitio desconocido para vomitarnos
y dejarnos en medio de una pequeña quebrada.

Hay palabras que se comen y saben bien,
otras podridas;
unas tienen muchas espinas y nos ahogan,
pero están también las que se tragan a la fuerza.

Mi sed es calmada con las aguas del río,
mi mente se desnuda para impregnarse de ellas,
sin importar lo que exista en sus profundidades.

Y regreso a la casa, mientras ruge la máquina cafetera.
Pero cuando veo que todos cálidamente se despiden,
no hay adiós;
se apagan los cigarros,
las bombillas,
la sesión llega al ocaso.

Hasta luego,
por si acaso...