martes, julio 07, 2015

Crónica de la ansiedad #1 Duermen

Todos duermen.
Y es tan fácil para ellos ignorar el silbido del viento en sus ventanas,
No escuchar las gotas de lluvia salpicar luego de unos años deserticos.

Es la ansiedad la que me levanto a las tres de la mañana, 
para contemplar  cómo el viento perturbador ha venido a sacudir las hojas y mi mente una vez más,
Para temerle.

Todos duermen 
y despierta, busco una medicina para dormir, 
como toda una humana transtornada por los bruscos cambios del mundo.

Busco la tranquilidad en amar la piedra como Sísifo,
La paz en observar por los fríos cristales,
Las sacudidas de las palmeras y el Guayacan que se deshoja y se estremece.

Aún se puede sentir el dolor del inminente pudrimiento de las hojas que se despegaron del árbol,
para rodar por el suelo y el viento hasta secarse,
Tal como tu y yo,
cuando nos cortaron el cordón umbilical para comenzar a rodar por los caminos de esta vida.

Me duermo,
de repente,
por la gran voluntad de la naturaleza,
y finalmente regreso al trance nocturno para continuar imaginando el nuevo sol.

Ansiedad.
De poder cortar con la mirada el mundo en pedazos,
¡Cómo me ha costado dormir, para tener que abrir los ojos otra vez, y muy temprano!
¡Maldita sea!

Pero sólo por que este lápiz no me quiere soltar la mano izquierda:  bendita sea.
Amén.


jueves, julio 02, 2015

Señor don selecto

Hazte una corona con el orgullo y que adorne tu cabeza
hazte llamar: su majestad
vete hacia un paraje orbital en donde todo vuelque
infinitamente hacia tus dedos flotantes y árbitros

Ponte a redactar una carta de despedida para ti mismo
dile a tu criado que te la envíe con un barniz hirviente y bermejo
que te queme las huellas dactilares

Toma tu navaja de Suiza, con incrustaciones de zafiro
enjuágala y frégala con oro, déjala secar a la interperie

Levanta tu camisa, exhibe tu pecho
dile a tus mozas que te besen y lo impregnen de labial
luego de haberse endurecido la navaja, sácale filo fino
échale las limaduras a los perros

Penetra tu carne con la navaja, de manera que se clave
muy profundamente por tu esternón, brioso
deja que desangre en soledad y mientras te mareas aturdido
siéntate mirando hacia el bosque bajo la lluvia en tu balcón
y arráncala

Deja fluir con el agua que llueve
la sangre escarlata y densa
que se mezclen en gotas y ríos como una emulsión
roji-traslúcidos semi-helados gruesos y  delgados por tu piel
no pidas lienzos inútiles
de morir no te salvarán.

- Esposa amada, lávame la herida
- No
- ¿No tienes amor por mi?
- Claro que sí , por eso me rehúso, ¿Acaso  no sientes amor al ser lavado por las nubes?