sábado, marzo 08, 2014

Luz nocturna


Bajo el crepúsculo cian que tiñe el cielo,
con rayos de luz nocturna.
destella el licopodio vivo,
que crece tras las grietas y  entre las juntas.
Son las quemadas cornisas,
que aún se ven llameantes como el alba,
e irrumpe en la quietud del atezado edén
de los silencios y las pasiones calladas.

Inmarcesible y circular tango es mi aliento
como el señorial olor del café moreno,
que me mantiene los ojos infinitos, negros,
 para desvelarme en mis sueños, despiertos.

No es que le falte luz a esos ojos
ni a sus pupilas que ocultas existen,
como el fulgor de un eclipse,
abismal color de vacío visten.
y si en ellos la mentira es evidente
irrumpe cual piedra en el afluente,
desorienta el flujo de la confianza
y transforma el amor en repugnancia.

Pero aunque de luz nocturna se impregnan
se convierten en misteriosas celdas
que encarcelan almas, las condenan
a la intriga total de sus miradas.

El día en que la noche sea oscura
me sentiré sola al ver el cielo
 añorando el faro de la luna
y al verla, no tendrá fulgor,
ni tampoco las estrellas navegantes,
ni mis labios, ni mis manos sin sentido,
por que mientras viva siempre habrá luz en mis ojos,
mientras mi garganta pueda entonar un himno.

Bajo la alborada purpúrea que se pinta
en el lienzo etéreo iluminado por la noche
bajan las lágrimas solas
como viudas traslúcidas y dóciles
pero las lágrimas no necesitan un consuelo
pues el hecho de llorar lo es implícito:
si mis lágrimas caen al suelo las secarán los cielos,
y las derramarán sobre algún sitio cuando llueva.
para que en lugar del desconsuelo y la tristeza.
 las flores sustituyan mis penas.