sábado, abril 15, 2017

Dios mío ¿por qué me has abandonado?

En el Parque Bolívar, a eso de las dos de la tarde, un hombre transportaba truchas colgadas de un hilo atado a un palo, con un vaso cogía agua de la fuente del parque para lavarlas, las olía y las escurría en una alcantarilla.
Todos, incluso gente que se tomaba la instantánea frente a la catedral, los generales y los altos mandos militares que se preparaban para entrar con sus fusiles por la puerta más grande a la ceremonia de "Las siete palabras", se quedaban mirando aquella escena; de repente, comenzó a sumergir los peces en la fuente y se sentó a un lado de la misma, como si pescara, y sentí pavor de la ciudad, sentí ausencia de sentirme grande, grande como subida a la rama del guayabo sobre la quebrada.
 Quizá vino de algún río, quizá no se adapta a vivir sin río, quizá busca el río en la fuente o quizá le recuerda tanto la fuente al río como a mí me recuerdan al pueblo las flores de Guayacán.