jueves, julio 02, 2015

Señor don selecto

Hazte una corona con el orgullo y que adorne tu cabeza
hazte llamar: su majestad
vete hacia un paraje orbital en donde todo vuelque
infinitamente hacia tus dedos flotantes y árbitros

Ponte a redactar una carta de despedida para ti mismo
dile a tu criado que te la envíe con un barniz hirviente y bermejo
que te queme las huellas dactilares

Toma tu navaja de Suiza, con incrustaciones de zafiro
enjuágala y frégala con oro, déjala secar a la interperie

Levanta tu camisa, exhibe tu pecho
dile a tus mozas que te besen y lo impregnen de labial
luego de haberse endurecido la navaja, sácale filo fino
échale las limaduras a los perros

Penetra tu carne con la navaja, de manera que se clave
muy profundamente por tu esternón, brioso
deja que desangre en soledad y mientras te mareas aturdido
siéntate mirando hacia el bosque bajo la lluvia en tu balcón
y arráncala

Deja fluir con el agua que llueve
la sangre escarlata y densa
que se mezclen en gotas y ríos como una emulsión
roji-traslúcidos semi-helados gruesos y  delgados por tu piel
no pidas lienzos inútiles
de morir no te salvarán.

- Esposa amada, lávame la herida
- No
- ¿No tienes amor por mi?
- Claro que sí , por eso me rehúso, ¿Acaso  no sientes amor al ser lavado por las nubes?




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