I
No existe un huerto del alma mejor que el parral
No existe un huerto del alma mejor que el parral
Por mis venas corre la esencia del vino
y me ha entumecido la lengua para no pronunciar desasosiegos
Gracias al racimo
por darle a los hombres una razón para no pensar del todo
cuando es conveniente.
II
Peco por estar exageradamente viva para la vida
o a veces demasiado muerta.
No se si este recinto es la tumba o la casa donde me he de sanar
Pero si algún día la muerte se aproxima
que venga que yo también la atenderé con un buen vino de mi cuerpo añejado
III
Triste es cantar sin el acento que el vino da a la voz
La gentil poesía al igual que la frescura del cristal en los labios del poeta
reflejo de la verdad
o de una ilusión despojada de toda cobardía
o de una ilusión despojada de toda cobardía
por el sendero contrario a la ventura.
VI
VI
Brava gracias a la muerte y temerosa de nada,
me he consumido más de cuarenta días y cuarenta noches en vino.
Por donde voy hago la suerte como haciendo del lodo el cántaro
que almacenará el agua del resto de mis días.
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