miércoles, noviembre 28, 2012

Pensamientos nocturnos: Hombres como gatos


Los hombres son y serán siempre unos niños pequeños
siempre querrán la aprobación de una mujer
siempre buscarán el consuelo en alguna
o también buscarán alimentar su ego con otra
además de querer siempre aparentar ser mas hombres que otros
y en ese intento buscan hacer y deshacer, construir y dañar,
ser inútilmente egocéntricos.

Siempre querrán jugar, satisfacer sus deseos sexuales
encontrar afinidad allí, alimentar su ego con ello, halagarse a si mismos,
querer ser increíbles, ver con ansias los gestos, ver desesperadamente tras las pupilas,
querer meterse entre los poros, querer dejar algún rastro .

Cómo desean los hombres el cálido pecho de una mujer
si es su refugio y su escudo, si les salva la vida, no necesitan más que aferrarse
encontrar comodidad y quedarse ahí , instintivamente
son como los gatos, y así mismo son de impulsivos,
insensatos, traicioneros.

Tienen una mente de niños, de niños muy pequeños,
quieren tenerlo todo y acaban con nada
no creen que haya falla alguna en sus actos
no tienen la vista alargada para pensar en posibilidades
tienen imaginación loca
una mente que a veces no se da cuenta de lo que hace el cuerpo
hieren como nunca y  no se dan cuenta de cómo,
y cuando caen en cuenta es porque todo lo han arruinado
o porque alguna mujer los hace bajar del babilónico paraíso en el que
sueñan durante las noches en la misma cama al lado de la mujer que aman
la cual difiere de la que desean
y difiere además de las que le alimentan el ego
Y hay que mantenerlas junticas, la que se queje tiene la culpa de lo que se haga como hombre
porque las mujeres son problemáticas, excepto las prostitutas.

No es fácil confiar en los hombres
pero tampoco confiar en las mujeres
porque todas somos desconfiadas
hubo algún hombre que rompió el hechizo de inocencia
que se aferró al pecho y se refugió,
que rasguñó y luego saltó
dejando pedazos de piel vieja en sus garras
las que incrusta en otros pechos.

Mientras la mujer cuida sus heridas
el pequeño gato huye entre las ramas de la noche
a veces asoma, maulla, se esconde, queriendo mantener a la mujer siguiéndolo para siempre
desgastando vida como un cuerpo sin alma.

Derramando lágrimas agitadas y desesperadas
leche y miel de los insensatos gatos.






                                                                                                                  Lina Trujillo.


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