martes, marzo 14, 2017

La Batalla

Ya me puse tu nombre
En el velcro de mi uniforme
Y a un lado de mi pecho, una lágrima dorada
La atmósfera de  hielo y el ardor en las brazadas,
Avanzando entre tu vida, contra tu dolor me alzaba.

Tanto me acerqué que nos atrincheramos juntos,
Estuvimos los dos tomando drogas para el hambre,
Nos entrelazamos los sangrantes dedos instantes,
Mientras rompíamos en llanto el uno por el otro.

Me dejaste sola, de diciembre un día,
Te pedí que te quedaras, te  lo rogué si querías,
Te fuiste y te negaste, pues planes ya tenías,
Pero de repente se vislumbraba la verdad que no sabía. 

Y te esperaba atrincherada todos esos largos días,
cuando algo extraordinario en el el fondo yo veía:
al ocaso rojo una negra silueta se movía
Y grité: ¡Son los otros, madre mía! ¡sos espía!
Una mujer del otro bando con un arma sonreía
y develaba de ti saber los más íntimos secretos.

Y me enteré de que contigo ella pasó días completos ,
y mientras no estabas a mi lado, desnudez
¡No podría jamás ver tu cara cínica después!
 con un "te amo" sin sentido y unas rosas marchitas,
 con unos placebos para curar mis desdichas
y  falsas municiones para atacar al enemigo,
Te dejé apenas lo supe, tu traición fue el motivo,
Casi perdí la vida al preguntarte si estabas conmigo.

Y me rogabas la guerra dispuesto a perecer,
Suplicante me decías que querías volver,
Pero yo ya no tengo ni munición ni bengalas
Ni refuerzos, ni avionetas,
ni camionetas, ni agallas,
y si tu misión con ella era vencerme en la batalla
te lo diré  claramente, antes de que te vayas:
¡has ganado! ¡ahora vete!
como traidor  e indolente
Yo te otorgo una medalla.



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