sábado, septiembre 07, 2013

El vestido


He terminado, me he decidido al fin por el vestido, aquel con el que se iluminan mis ojos, hecha con tela blanca, como tomada de las nubes que se arremolinan en el firmamento sobre mí. 
Siento una lluvia tan refrescante, un par de gotas que caen del cielo,
el viento las dirige hacia todos los sitios, hacia todos los rincones para que revivan todos los pastos y las flores, los árboles y para que se escurra el cemento.

llueve entonces y se escucha entre las ramas el canto agudo del viento.
Se forman charcos en la tierra, lodazales extensos bajo la grama cubierta de agua,
jamás la lluvia había sido tan dulce, me siento una sola con el cielo, con el aire  y con el suelo.

Mientras repica en mi sombrilla un centenar de gotas que me acompañan, con mi vestido puesto, la modista me sigue como un ángel , para vigilarlo,me ha prestado sus botas para pasar por el pasto.

No tengo alas pero siento que vuelo y ya casi que ha llegado el momento para que en la fiesta me vean, la modista recoge bien el vestido para evitar que se impregne de agua o de lodo, ya casi voy a llegar al camino que me lleva al pueblo, donde ya no hay lodo ni llueve.



 Me pongo las zapatillas blancas, ha dejado de llover y ya llegamos al camino


 la modista orgullosa me observa:
 Oh como le queda hermoso ese vestido, Blanca como una paloma que se va de su nido, se despide ya de su niñez sintiendo lo que yo jamás había sentido.



Adiós



No hay comentarios:

Publicar un comentario