domingo, noviembre 09, 2014

La Mujer Real

Se deforman sus facciones
como si en cada inhalación le atravesara un puñal
viéndolo venir de lejos, con fuerza.

Frunce el ceño
como si un martillo le diera en la frente
sin importar que estaba sentada en el trono o no
con sus ojos inflamados, se sentía estremecer los lagrimales
sin capacidad para más lágrimas.

Todo el amor lo entregó
sin miedo, como siempre
ha estado condenada a amar a las personas
...y las personas pueden herir
pueden callar, pueden cambiar.

Como un río desbordado de dolor
se golpea fuertemente contra el borde de la mesa,
con una mano temblorosa toma el vaso con agua
no puede tragar, siente frío, tirita, todo el día ha llovido suavemente
le han ofrecido un banquete, pero quiere vomitar:
cincuenta hombres le han dicho que la aman,
pero su amado no le dice que la ama.

Su cuello está atado a sus pasos
comienza un leve dolor de cabeza
dolor de cabeza, dolor de cabeza, dolor de cabeza
dolor de cabeza, dolor de cabeza, dolor de cabeza,
dolor de cabeza, dolor de cabeza, dolor de cabeza, dolor de cabeza dolor de cabeza, dolor...maldita sea,
maldito sea todo el universo que duele en ella,
abrir los ojos es el mismo puñal que se extiende hasta la coronilla
y baja como un látigo;
se desangra su alma, se desangran sus ojos:
su amado no le dice que la ama.

Sale del palacio hacia la cúspide de un Alcanforero,
extiende sus alas en luna menguante  y velada por los ojos de las estrellas,
vuela a lo largo de un camino de sal extendido y blanco como la nieve.
Mil hombres la persiguen con tanta pasión que muchos pierden el corazón en el intento
y acaban siendo cubiertos por el musgo.
Vuela y en cada inhalación
le da un ataque al corazón:
su amado no le dice que la ama.

Despertó y vio el mismo lugar en donde había pasado un tiempo con su amado,
solo y con hongos.
El ser que alberga conocimiento alberga dolor.

Por eso, por eso estaba sola en el trono.




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