Es tan bohemio,
tan solitario,
tan acompañado a la vez.
Tiene tantos problemas,
ninguno,
millones de preguntas que no necesita responder,
por que no son de su incumbencia,
y tampoco le importan.
Allí solo habla profundamente,
ensimismado, trata de entenderse a sí mismo.
Busca algo de cordura en el alcohol por que ya está bastante trastornado de por sí,
y yo estoy aquí.
Nadie tiene muchos motivos para sonreír
pero cuando estas tan triste, tan desamparado,
tan felizmente orgulloso,
y al tiempo decepcionado de tu propia vida de pocas emociones nuevas
y que realmente parece ser un error desestabilizante del mundo,
sonrío, sonrío mientras veo llover y me siento más fuerte que la propia
melancolía.
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